La villa de Enguera, poblada por 5.083 habitantes, se encuentra situada en el suroeste de la Provincia de Valencia, a 318 metros de altitud. Enclavada en las estribaciones de la sierra a la que da nombre con un extenso término municipal de 240,25 km2.
Su territorio se integra en la comarca La Canal de Navarrés, geográficamente en el Macizo del Caroche, formando una zona de transición montañosa entre los sistemas Ibérico y Penibético.
Es una de las zonas más atractivas de la Comunidad Valenciana. Acércate, conoce sus gentes y sus costumbres. En Enguera, todo, naturaleza, historia, cultura y tradición se han construido sobre lo abrupto de la sierra, la fértil planicie de su valle, sus pulcros caseríos y su blanca villa.
Primeros vestigios arqueológicos: La prehistoria y la Cultura Ibérica.
La existencia de vestigios arqueológicos y, sobre todo, la aparición de unos sílex atípicos en el Llano de Jesús son los elementos indicadores de la más antigua ocupación del término de Enguera por grupos humanos desde el Mesolítico (8000-5000 a.C.).
Del Eneolítico final, o quizás de los inicios de la Edad del Bronce (1600 a.C.) son los objetos y restos humanos hallados en la Cueva de la Carrasquilla y en yacimientos como el Castillarejo y la Peña del Tossal.
En época ibérica, en Cerro Lucena, se construyó un oppidum que fue habitado entre los siglos IV-III a.C. Su excavación proporcionó una información valiosísima para el conocimiento de esta cultura. Parte de los objetos procedente de su excavación se pueden contemplar en el Museo Arqueológico Municipal de Enguera.
La romanización
A partir de la época del emperador Augusto (siglo I a.C.), la romana, la población se fue dispersando por las tierras más llanas del municipio, tal y como ponen de manifiesto los restos de villas romanas hallados en Faracuat y en el Alto de Vistabella.
La invasión islámica
Durante el período de dominación islámica, la villa tuvo un momento de efímero esplendor en el siglo XII d.C., en que en virtud de una de las divisiones administrativas producida en los reinos de Taifas fue convertida en cabeza de un Iqlim, ya que el castillo de Enguera ocupaba una posición clave dentro del dispositivo estratégico-militar de la zona. Además, se debe de hacer hincapié en señalar, la permanencia de importantes vestigios de este período, tanto arqueológicos (el castillo de época almorávide) como topónimos que han quedado reflejados en algunas partidas y caseríos de término municipal (Albalat, Benamil, Benacancil, Benali, Benamil, etc).
El paso de la dominación islámica a la cristiana se realizó por el Tratado de Almizra (26 de marzo de 1244), que conllevó la incorporación de la villa a la Corona de Aragón cuyo rey, Jaime I, la cedió a la Orden Militar de Santiago de Uclés, que pese a tener su sede en Castilla, repobló Enguera inicialmente con aragoneses y expulsó a los musulmanes que no quisieron avasallarse.
La orden de Santiago
Durante tres siglos y medio, la orden de Santiago mantuvo el señorío sobre la villa hasta que Felipe II en 1569, acosado por las deudas que le causaban las guerras en Europa, obtuvo del Papa Pío V la autorización para venderla con todos sus vasallos, lo que se materializó el 17 de Diciembre de 1575 al ser comprada por Bernabé de Borja, miembro de la familia más importante del Renacimiento valenciano.
El acontecimiento más relevante del siglo XVIII fue el terremoto de 1748, que en lugar de ser un elemento paralizante de la vida del municipio, posibilitó, tras conseguir una importante ayuda financiera del rey Fernando VI para paliar los daños, iniciar un importante despegue económico fundamentado en las industrias manufactureras de lana, que se mantuvieron como la principal fuente de riqueza durante el siglo XIX y la mayor parte del XX.